Editorial del nº 15 de "Solidaridad", marzo-abril de 2013
La muerte marca la aparición de este nuevo
número de “Solidaridad”. Primero fue el asesinato del dirigente sindical
clasista Juan Pablo Jiménez el que golpeó fuertemente los corazones de los que luchan,
y después el fallecimiento del líder venezolano Hugo Chávez, que conmueve de norte
a sur a nuestra América Morena.
El asesinato de Juan Pablo Jiménez evidenció la
ausencia de un nivel de respuesta social que se condijera con las implicancias
políticas del hecho. Ni siquiera un hecho de esta magnitud fue capaz de romper
con la modorra estival y convocar a amplios sectores sociales a exigir verdad y
justicia; únicamente una franja de la izquierda de intención revolucionaria
logró articular movilizaciones e instalar la necesidad de no bajar la guardia
ante este vil asesinato.
Esta situación nos debe llevar a reflexionar en
torno al contexto de aislamiento social en que se encuentran los luchadores
clasistas, derivado de los precarios niveles de organización social y política
del campo popular: debemos asumir nuestra responsabilidad como revolucionarios
en revertir esta situación. Consideramos que ello será posible en la medida que
articulemos sectorial e intersectorialmente a nuestras organizaciones, potenciemos
la agrupación de las y los trabajadores clasistas en una sola organización que
los una, tareas que de igual forma debemos desarrollar en el seno del mundo
estudiantil, poblacional y campesino. Solo un salto cualitativo en el
desarrollo de las fuerzas populares permitirá dar amplia cobertura social a
cada organización y a cada luchador y luchadora popular.
Asimismo, este trágico hecho debe ayudar a definir
políticamente a las y los trabajadores combativos y en general a los luchadores
sociales. El homicidio de un sindicalista revolucionario resitúa las
implicancias de asumir seriamente la lucha de clases, lo que plantea la
necesidad de organizarse políticamente. No resulta aconsejable actuar como “llanero
solitario”, se requiere de compromiso orgánico y actuar colectivo para abordar
la enorme tarea del momento, construir una alternativa socialista y libertaria
para nuestro pueblo. La actual coyuntura política requiere de organizaciones
populares que piensen con cabeza propia, que pierdan el temor a converger con
el otro, que aprendan a escuchar para decidir de forma colectiva e
independiente y, en definitiva, que tiendan puentes para proponer un camino
común que barra con las condiciones sociales y políticas que sirven de fermento
al cobarde asesinato de nuestros hermanos de clase.
Finalmente expresamos nuestro profundo pesar por
la muerte de Hugo Chávez. Este deceso marca el inicio de una nueva coyuntura
política a nivel latinoamericano y coloca a nuestros pueblos en una hora
crucial, que estará marcada por la dirección que tome el proceso bolivariano. Llegó
el momento de pasar a una etapa superior, a la profundización de las
transformaciones sociales en Venezuela y el continente. Los caminos están
planteados y lo determinante será la construcción de un pueblo fuerte y
organizado capaz de conseguir los cambios necesarios.
¡Por el Socialismo y
la Libertad!
¡Arriba las y los que Luchan!
¡Venceremos!
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